21/1/13

Porqué aparece el nombre “Jehová” en la Biblia de Félix Torres Amat


Hay quienes han preguntado porqué una traducción de la Sagrada Biblia tan antigua y tradicional como lo es la popular ´´Torres Amat´´ (o mejor Petisco - Torres Amat) coloque como nombre propio de Dios la lectura Jehovah y no Yahveh, Yahvé o Yavécomo lo hacen una parte de las traducciones católicas modernas. Espero exponer aquí de manera sencilla las razones por las cuales este nombre incorrecto fue usado en otro tiempo por la Iglesia sin escrúpulo pero que después se adoptó una lectura mas correcta que es la que actualmente utilizamos.


1.  El nombre Jehová en la Biblia Torres Amat no fue añadido por los russellistas.

Muchos católicos piensan que es una interpolación hecha por los Testigos de Jehová. Es falso.  La Iglesia usaba el nombre Jehovah años antes de que los russellistas empezaran a usarlo como refrito.

Lamentablemente una  edición mexicana de Torres Amat, en el glosario final, comete el error de publicar: Los testigos de Jehová lo enarbolan como el nombre único. En el texto de esta Biblia de Torres Amat aparece este nombre falso de Jehová tres veces, interpolado, sin duda, por algún infiltrado hereje.

Tal aseveración es ridícula ya que la traducción de Torres Amat es de 1823, años antes de que Charles T. Russell fundara a los Estudiantes de la Biblia y casi cien años antes de que los llamados Testigos de Jehová comenzaran a utilizar de bandera el nombre Jehová a ultranza.

2. Jehová, transcripción latina erronea de Yhwh.

¿A qué se debe pues que aparezca este nombre en antiguas Biblias católicas?

El nombre divino lo constituyen cuatro consonantes Y H W H (יהוה),  que son impronunciables por carecer de vocales. Los judíos después del exilio babilónico olvidaron la pronunciación correcta y en su lugar, aún en la actualidad más de 2000 años después, le sustituyen por Adonai (Mi Señor) o Hasshem (El Nombre).

La Iglesia ha seguido la tradición judía de usar con respeto el nombre de Dios siguiendo los criterios de la Biblia judía de los LXX´s que en Griego traduce Kyrios, El Señor.  Esta Biblia la usaron los apóstoles y los primeros cristianos. La Biblia Vulgata de San Jerónimo traduce Dóminus (El Señor) según la costumbre hebrea y en ocasiones Adonai.

La pronunciación de Yhwh se perdió y los judíos medievales hicieron juegos de palabras para vocalizar las consonantes sagradas. Así agregaron a estas 4 letras consonantes las vocales de Eloah (אלוח), que es una de las palabras hebreas para designar a Dios. Pero como en latín no existe la Y (letra Yod hebrea) ni la W (letra Waw hebrea) se usaron la I  y la V.   De esta manera nació en la Edad Media el Nombre:

 IEOHVAH

Los éruditos cristianos versados en lenguas bíblicas lo tomaron como cierto y así la primera vez que aparece el nombre Jehová en un escrito  es en el libro Pugio fidei Christianae del dominico Ramón Martín, el cual era versado en las lenguas orientales.

En el siglo XV apareció la letra J gracias al grámatico italiano Gian Giorgio Trissino y desde entonces se lee Jehová. Algunas ediciones de la Vulgata Latina que en sus epígrafes (pequeños resúmenes de cada capítulo) aparece la lectura Iehovah.

Este es el nombre de Dios que uso la Iglesia Católica antes de los estudios mas profundos del siglo XX que dudaron de la veracidad de esta traducción latina del nombre hebreo de Dios. Parecerá raro pero es la verdad. Desde el siglo XII aproximadamente la Iglesia adopto este nombre en algunos manuales de teología y de liturgia hasta la primera parte del siglo XX en que se erradicó para usarse la lectura Yahvé, que es la más próxima a la antigua pronunciación hebrea del santo nombre. La Biblia Nácar Colunga fue la primera biblia en español en usar la palabra Yavé alejandose de la transcripción Jehová.

En el arte y en la música la Iglesia utilizó este nombre pero con los nuevos aportes de investigación bíblica se optó luego por el nombre Yahweh o sus variantes Yahveh, Yahvé o Yavé. A raíz de esta adopción por parte de eruditos católicos se identificó la lectura Jehová como propia de los protestantes (por aparecer este nombre en la Reina – Valera) y más específicamente por los Testigos de Jehová pero esta identificación es mas por costumbre.

El nombre en si no tiene nada de malo, pero es incorrecto y la lectura Yahveh es la más cercana a YHWH, que en latín se leen Ihvh por no existir la Y ni la W en el abecedario como arriba se explicó.

Las nuevas ediciones de la Torres Amat tienden a sustituir Jehová por Yahvé. Aclaramos que Torres Amat no puso Jehováh en el texto bíblico, sino en las notas, los epígrafes y las paráfrasis (añadidos dentro del texto pero con itálicas a fin de explicar mejor el sentido).


Iglesia de St. Martinskirche Olten, Suiza.


Lugares en la Biblia Torres Amat donde aparece la palabra Jehovah.

Éxodo 6.  En el epígrafe: “…le revela su nombre Jehovah”.
Éxodo 6. Nota del versículo 4: “En hebreo se lee Mi nombre Jehovah…”.
Éxodo 33 Nota del versículo 20: “…su inefable y propio nombre de Jehovah”.
Éxodo 34 Nota del versículo 6: “…pronuncio el nombre de Jehovah”.
IV de Reyes (II Reyes) 33 Nota del versículo 17: “En el texto hebreo se lee a Jehovah”.
Judith 16,3 como paráfrasis.
Salmo 67, 5 como paráfrasis.
Salmo 82, 19 como paráfrasis y en la nota.
Salmo 93, 1 como paráfrasis.
Salmo 99, 3 como paráfrasis.
Salmo 109. En la nota aparece tres veces.
Isaías 42, 8 como paráfrasis.
Jeremías 23, En la nota aparece dos veces.
Jeremías 33,  2 como paráfrasis.
En la introducción a los libros de los Macabeos aparece dos veces.


Salmo 82, 19 en Torres Amat. Puede verse que el Nombre Jehovah esta en itálica, o sea es una paráfrasis o explicación del texto. Lamentablemente los Testigos de Jehová usan este texto de Torres Amat para confundir a los fieles.


Aparte debe decirse que en la edición publicada por Revista Católica de El Paso, TX en los años 20´s e incluso hasta los 40´s  aparece más veces el nombre Jehová en las introducciones y notas pastorales.

Por tanto debe desmentirse que la adición de la lectura Jehovah en Torres Amat sea un añadido por parte de alguna secta. También recordar que este nombre aplicado a Dios no es de uso exclusivo de Reina-Valera o de algún grupo religioso aunque en la práctica, salvo excepciones, si aplica.

La Iglesia ha optado por la traducción Yahveh o sus variantes como mas fiel a la lectura hebrea así las Biblias en castellano desde Nácar - Colunga han impuesto esta lectura ya popular en los sectores bíblicos católicos.

Los Testigos de Jehová pregonan que ellos exaltan el nombre de Jehová sin darse cuenta que la primera vez que aparece en la historia es en un texto católico del siglo XIII.

Alfonso Ramos



Le recomendamos leer nuestros posts respecto al nombre incorrecto Jehová:

La lectura Jehová en la tradición católica:

El nombre de Dios en la Biblia católica

Los Católicos y Jehová: El Padre Nuestro


 El nombre de Jehovah, en el vitral de "Jesús perdido y hallado en el templo"  
Iglesia de San Fiacre,  Dison, Bélgica. Nuca se ocultó su uso liturgico y bíblico en la Iglesia.

20/1/13

La Biblia Latinoamérica II




Video sobre la Biblia Latinoamérica. Pimera edición pésima. Siguientes, malas.

La Biblia Latinoamérica I




La Biblia Latinoamericana o Pastoral es la mas difundida en los pueblos latinoamericanos.  Espero en breve hacer algunos comentarios y comprobar su falsedad. Tengo una de las primeras versiones y se puede comparar con otras para verificar si a pesar de las revisiones aun contiene el veneno que los obispos sudamericanos denunciaron a fines de los 70´s.

Sagrada Biblia Nácar - Colunga



La Sagrada  Biblia Nácar - Colunga es la primera version católica española  traducida directamente desde los originales hebreo y griego. Publicada en 1944. Traducida por Eloíno Nácar Fúster y Alberto Colunga Cueto, O.P.. Ha sido editada por la Biblioteca de Autores Cristianos, B.A.C.

Eloíno Nácar Fuster (1870 - 1960) fue Sacerdote español, catedrático y consultor de la Comisión Pontificia Bíblica.

Alberto Colunga y Cueto O.P. (1879 - 1962),  Sacerdote dominico español, catedrático y consultor de la Comisión Pontificia Bíblica. Fue profesor en el Ateneo Pontificio Internacional "Angelicum" de Roma, en el convento de San Esteban y Catedrático de Sagrada Escritura en la Universidad Pontificia de Salamanca.
Miembro honorario de la Academia Teológica Pontificia Romana y consultor en la Comisión Pontificia Bíblica, nombrado por Pío XII.

Las ediciones católicas anteriores habían estado basadas en la Vulgata Latina mismo que algunas cono la Petisco-Torres Amat incluían en sus notas referencias a las variantes de traducción según los textos originales.

Mas de 30 ediciones  avalan su popularidad, la mas actual es del año 2010. Las ediciones han sido presentadas en diversos formatos: en bolsillo, tamaño personal, tamaño pastoral y una grande con ilustraciones de códices medievales.

Los comentarios cambiaron después del Concilio Vaticano II y en algunos se ve un alejamiento de la doctrina católica; a pesar de eso el texto es elegante y con justa razón fue llamada la Vulgata española.
Tradicionalmente es una edición clásica y fiel a los textos en un español elevado.

El precio de esta versión es elevado mismo en la edición personal y de bolsillo. Teniendo suerte se puede encontrar en lotes de libros usados o por Internet.

Monseñor Juan Straubinger




Mons. Juan Straubinger, el Jerónimo de Hispanoamérica.
Doctor Honoris Causa por La Universidad de Müenster, Alemania
Profesor de la Sagrada Escritura en el Seminario Mayor San José
de la Arquidiósesis de La Plata, Argentina

Una semblanza de la vida y obra del traductor.

Mons. Juan Straubinger será el autor de la primera traducción de la Biblia hecha en Argentina. Nació en Esenhausen, en Alemania, el 26 de diciembre de 1883. Por la situación que entonces sufría su patria, en 1938 viaja a la Argentina y se establece en la ciudad de Jujuy. Allí publica una «humilde hojita »[109] bíblica. Al año siguiente decide fundar la Revista Bíblica. En 1940 viaja a La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, y se desempeña como profesor de Sagrada Escritura del Seminario Mayor. Permanece allí hasta 1951, enseñando diversas materias. Al parecer, luego retorna a Alemania, radicándo en la ciudad de Stuttgart. El Señor lo llama el 23 de marzo de 1956.

Una primera versión

Alternó sus labores docentes con una actualización crítica de la traducción al castellano de la Vulgata de Mons. Torres Amat. Mons. Juan Straubinger, entonces profesor de Sagrada Escritura en el Seminario Arquidiocesano San José de La Plata, publicaba, por la Librería e Imprenta Guadalupe, un Nuevo Testamento revisado y anotado. Era el año 1941. La obra tenía como especial particularidad que las numerosas glosas en bastardilla de la edición de Torres desaparecen en la edición de Straubinger, más ajustada a la Vulgata. El clérigo alemán siguió publicando la traducción de la Vulgata en una edición libre de las «viruelas », como llamaba graciosamente el padre Castellani[110] a las glosas en cursivas que llenan la edición de Torres Amat.

La traducción

En setiembre de 1944 aparecía una edición de los Evangelios, con 186 xilografías. La traducción, según el griego, le fue encargada a Straubinger con ocasión del IV Congreso Eucarístico Nacional Argentino. Llevaba prólogo del Cardenal Santiago L. Copello. Al año siguiente el autor tenía traducidos los Hechos. En 1947 salieron a la luz las Cartas de San Pablo. Un año después, terminada la traducción del Nuevo Testamento, se difundió en una edición completa.

Straubinger optó por traducir el Antiguo Testamento del texto hebreo masorético y de la Vulgata, lo que tenía terminado para 1951. La traducción de Mons. Straubinger ha sido varias veces reeditada en diversos lugares de América, incluso en una edición ecuménica de la Biblia, publicada en Chicago en 1971.

Características

La traducción del Nuevo Testamento y del Antiguo muestra una cierta influencia de la Vulgata, a la que el autor expresamente dice seguir para los libros veterotestamentarios que no se encuentran en hebreo. Para los demás libros del Antiguo Testamento sigue el texto masorético. Straubinger señala que ha tenido en cuenta las traducciones españolas de Nácar y Colunga, así como la de Bover y Cantera, publicadas en la Biblioteca de Autores Cristianos, de Madrid. Un juicio certero sobre la obra señala que: «El trabajo realizado con minuciosidad, refleja una buena crítica textual y una sólida exégesis. Desde el punto de vista estilístico el texto es correcto y claro»

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